Su nombre es Mía Ainsley y la pasada Semana Santa estuvo, junto con su compañera Caitlin Nichols, recorriendo el Camino Inglés merced a un convenio de colaboración entre la Asociación de Concellos de esa ruta jacobea y la Universidad de Durham (la tercera en importancia en Gran Bretaña, después de Oxford y Cambridge), donde estudia tercer curso de Lenguajes Modernos y Culturas. Bajo la dirección de la profesora Penelope Johnson, su investigación desembocó en una unidad didáctica para todos los colegios e institutos de su condado, que fue presentada el martes pasado en una escuela de Durham.
—¿Qué futuro tiene el Camino Inglés?
—Veo un futuro muy prometedor, principalmente por el trabajo que está llevando a cabo la Asociación de Concellos, eso es vital para su crecimiento. También se ha ampliado el número de personas que peregrina.
—¿Qué es lo mejor de la ruta?
—Para mí, sin duda, el sentido de comunidad y camaradería. Las dos pequeñas palabras Buen Camino tienen mucho peso y llevan el poder de unir a una comunidad de personas trascendiendo nacionalidad, edad y religión.
—¿Y qué hay que mejorar?
—Creo que a medida que crezca la popularidad y el conocimiento del Camino Inglés habrá necesidad de más servicios. En mi recorrido, todos los dueños de cafeterías o dependientes de tiendas que conocí fueron muy amables. Inmediatamente quisieron ayudarnos con nuestro equipaje. Es importante que los nuevos servicios conserven el mismo sentido de comunidad que hace que el Camino Inglés sea tan mágico.
—En su país hay una mayoría de protestantes. ¿Puede aumentar el número de peregrinos desde ahí?
—A mi juicio, las razones religiosas ya no están a la vanguardia, y desde el covid muchas personas ven la peregrinación como un desafío tanto personal como físico. Algo que es espiritual, pero no en el sentido religioso, sino en cómo se mantienen en contacto con sus propias mentes en un nivel más profundo.
—Su unidad didáctica se va a extender por todo su condado.
—Y es una gran idea hacerlo, es imperativo para ver crecer aquí la popularidad del Camino Inglés. Los estudiantes se merecen tener algún conocimiento de la peregrinación, porque se sea religioso o no, una peregrinación por él puede ser una gran oportunidad para desarrollarse y aprender sobre uno mismo.
—¿Qué le enseñó el Camino?
—A mí, a ser resiliente, que es una habilidad que puedo llevar conmigo y aplicar a muchos otros aspectos de la vida. Esto es algo que se refleja en los materiales didácticos que hemos presentado y, por tanto, es algo que creo que tiene la misma relevancia en Durham y en Galicia.